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Plaza México

LA VERDAD DEL TOREO

El domingo, el torero Héctor Gutiérrez demostró pundonor y valentía ante astados desiguales. A pesar de una cornada, exhibió verdad, temple y mando, destacando la esencia y riesgos del toreo auténtico.

Por Lu LLanos / 19-02-24

“Sólo en los toros somos capaces de recordar que la muerte existe. Que la vida mancha.” Así lo ha escrito la periodista española Karina Sainz Borgo y es que la tarde de este domingo destacó el pundonor de Héctor Gutiérrez, un torero con todas las cualidades para ser TORERO, así, en mayúsculas.

El cartel por demás atractivo con el regreso de Alejandro Talavante a la Plaza México fue sorteado con un encierro desigual en presentación de la Ganadería de Villa Carmela con muchos kilos que ahogaron a los astados perdiendo juego y movilidad. El segundo de la tarde fue pitado de principio fin.

La filosofía de los Toreros es salir por la puerta grande o por la de enfermería, para Héctor Gutiérrez fue lo segundo, no sin antes dejar sangre en el ruedo pero más allá de eso, verdad, temple, mando y transmisión, cualidades que se requieren para emocionar a los tendidos, pero sobretodo para llegar a ser y Héctor, llegará, al tiempo. Las gaoneras con las que recibió al tercero de la tarde (único en lidiar) conectaron y nadie perdió un instante, con la muleta el trasteo fue con clase y profundidad, muletazos largos con los pies bien plantados y pasándose al toro tan cerca que parecía la danza de uno mismo. Sí, los errores suceden y con un poco de luz, “Heroico” le hirió con una Cornada de dos trayectorias, la escena dantesca tuvo esas notas humanas de un grito desesperado para continuar la lidia poniendo en suerte la vida; porque al final eso es un torero, un hombre que se pone a merced de la muerte buscando la gloria.

Alejandro Talavante cortó la única oreja del festejo luego de una estocada defectuosa. El toro salió agotado, se vino a menos muy pronto y el español le llevó por tandas de derecho en los medios sacando notas de arte y midiendo su fuerza. Con el segundo de su lote, lució al capote por faroles, la faena buscó lucimiento que no llegó, dos tandas de calidad ante un toro sin fuerza ni transmisión. Luego de dos pinchazos y una entera, saluda al tercio.

Octavio García *El Payo”, segundo espada de la tarde tuvo que lidiar un impresentable “Libertador” que fue pitado desde su salida, poco juego y reservón, El Payo realizó un par de tandas con detalles pero no hubo más que agregar, escuchó un aviso y se fue en silencio. Con el quinto de la tarde, débil aunque de buena presencia, le toreó con la muleta a media  altura, la espada no estuvo de su lado, pinchazo y entera, saludó al tercio.

El Payo lidió al cierra plaza en sustitución de Gutiérrez, similar al resto de los astados con poca transmisión y fuerza que se vino a menos demasiado pronto, palmas.

El arte de lidiar requiere entrega, misma que se lleva en la sangre que se está dispuesta a dejar en el ruedo. Esa es la verdad del toreo y este domingo vimos a un torero de verdad.

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