Uriel Moreno «El Zapata» fue el triunfador en la Corrida del Día de Muertos de Tlaxcala, la cual se vivió con lleno total y gran ambiente en la Plaza de Toros Jorge «El Ranchero» Aguilar.
Por Lu Llanos/Fotografías: Juan Ángel Sainos/03-11-23
El rejoneador Diego Ventura y Diego San Román acompañaron a El Zapata en esta fecha, donde fueron lidiados Toros de la Ganadería Centenaria de Rancho Seco de presencia desigual y de poco juego donde los toreros vivieron momentos de peligro ante las pocas opciones que les dieron los astados.
Diego Ventura abrió plaza lidiando a un toro falto de emotividad y con el que estuvo esforzado haciendo quiebres comprometidos al colocar las banderillas que gustaron al tendido. Luego del rejón de muerte, dió dos golpes de descabello y escuchó palmas.
El torero de la tierra Uriel Moreno «El Zapata» se pronunció como el triunfador de esta noche tras la Lidia de un lote complicado. El primero lo recibió con dos largas de rodillas, cubrió el tercio de banderillas con el que fue aplaudido para dar paso a una faena donde inició por el lado derecho con dos tandas y después cambió al pitón izquierdo que, pese a que reparaba, logró imponerse y redondeó la faena con una estocada entera para obtener la primera oreja.
El quinto de la noche saltó al callejón en dos ocasiones, la segunda justo en la puerta de arrastre, donde el astado cayó sobre el retirado varilarguero Víctor Ortega Blancas, trasladado inmediatamente al hospital para estudios radiológicos para descartar fracturas y con probable luxación de cadera, de igual manera, el guarda puertas David Gerardo Sánchez fue lastimado con posible fractura del codo izquierdo.
Después del incidente, El Zapata colocó banderillas con su reconocido par monumental, siendo ovacionado y dando una vuelta al ruedo. Con la muleta probó en los medios por ambos pitones, sin embargo, el toro salía con la cara arriba y terminó rajándose. La estocada llegó tras un pinchazo y fue otorgado un apéndice más asegurando la puerta grande.
El tercer y joven espada, Diego San Román, tuvo una noche cuesta arriba, al primer toro de su lote lo recibió por verónicas para que, luego del tercio de banderillas, lo pasara de cerca por el pitón derecho anunciándole peligro y colándosele, llegando a desarmarlo hasta en tres ocasiones. Luego de una estocada que no fue suficiente, escuchó palmas.
Con el cierra plaza, no logró templar al toro que tuvo pocas opciones pese a estar esforzado pues reparaba desde el capote. Tras media estocada se va en palmas.
La Empresa Feria Toro ofrendó de manera solemne esta fecha tan tradicional con una breve ceremonia religiosa y repicando el emblemático campanario que engalana la plaza.