Por Ricardo Valseca \ 07-09-22 Una familia de alto rendimiento (3/4) La influencia de los padres siempre será un aliciente en la vida de los hijos y tal es el caso de Karen Reyes González, quien ha tomado como ejemplo a su madre para poder realizar las actividades del hogar, tareas de la escuela, entrenamientos y competencias como triatleta, “… Mi mamá hace tres años estuvo entrenando para su triatlón, se encargaba de toda la casa, estudiaba su maestría, hacia su tesis y la de una amiga que había perdido a su papá, hacia tareas para ambas, nos atendía a todos en casa, mi hermano, mi papá, a mí. Era impresionante. Y cuando vi que ella era capaz de todo eso, entendí que yo también podía hacerlo”. Siempre ha sentido el apoyo de su familia, su papá, su mamá, su hermano, cada uno de ellos la motivan para seguir adelante. Y es que en el deporte comenzó desde pequeña, a los tres años aprendió a nadar, actividad que considera muy importante para el desarrollo de los niños. Aunque su sueño de niña era ser bailarina, después lo cambio por la gimnasia. Con el paso del tiempo se volvió porrista, pero su condición no era la mejor. Influenciada por el ejemplo de su familia, comenzó a acompañar a sus padres a sus entrenamientos, teniendo 14 años despertándose a las 5 am los fines de semana.Karen se sentía parte de la familia por el deporte, el vínculo que se desarrollo fue maravilloso, pero, llegada la pandemia, cuando no podía ir a entrenar, se dio cuenta “que sí me gustaba, que sí es lo mío” el entrenamiento se convirtió en parte de su vida, y cuando pudo regresar se dio cuenta que era una adicta al deporte. La motivación del entrenador fue fundamental para su desarrollo como triatleta, la convencieron y estando en tercero de secundaria hizo su primer triatlón con entrenamiento previo. La sensación al cruzar la meta en esa primera competencia “es algo que no puedo describir”; pero destaca que “Cada meta es diferente, en algunas siento mucho orgullo, en otras he sentido mucha impotencia, enojo, en otras he llegado llorando, en otras se me ve la alegría en la cara, y creo eso es lo que más me gusta”. En palabras de nuestra atleta, nos deja ver y sentir las emociones de cada carrera, “Cada competencia es diferente, en mi última competencia que fue triatlón olímpico, que es la más larga que he hecho en toda mi vida, casi no sentí cansancio. Pero en Monterrey, a pesar del cansancio, sentí un apoyo increíble, apoyo que me hacía sentir que si podía; llegó un momento en el que las porras hicieron que me dieran muchas ganas de llorar”. Sin embargo, “En las estacas, en el sprint, si sentí muy pesada la corrida, pero ver como los demás lo hacían, ver que yo podía animar a otros, eso me impulsó muchísimo”. No sólo la familia ha formado parte de su preparación, ya que con emoción nos comparte el pensamiento que le dio un amigo, “Todo lo que ya hiciste para estar en esta competencia, para que lo dejes en este momento, no vale la pena”, recuerda. “Pienso en todos los entrenamientos que tuve que hacer, las fiestas que me perdí, compromisos, para tener un buen rendimiento hace que sea, para mí, imposible detenerme a mitad de carrera”, nos comparte con un esbozo sonriente en el rosto. El deporte ha marcado su vida, los triatlones le han dejado grandes enseñanzas, pero nos comparte que en Vespa tuvo un accidente a dos kilómetros antes de llegar a la meta, la lluvia le jugó una mala pasada que le dejó una cicatriz en la cintura. Pero estos accidentes no la detienen, solamente aumentan las ganas de seguir adelante. También nos menciona que en una carrera sintió el llamado “muro” que da en el km 30, donde la mente comienza a jugar en contra, donde quieres dejar la carrera, abandonar todo. Pero la fortaleza mental que generan los entrenamientos la hicieron terminar. Por último, nuestra Titán motiva a los jóvenes con una frase corta pero contundente: “Hazlo, no esperes que llegue alguien a empujarte para entrenar, esto depende de ti; si tú no lo haces, nadie lo hará por ti, solamente hazlo y sigue haciéndolo”.