Por Ricardo Valseca / 31-08-22 Es domingo, son las 6 de la mañana y en la pista de correr del “Sope”, en Chapultepec. Encuentro a Cynthia González Castro, perfectamente uniformada con el representativo LAMM y una sonrisa fresca que reafirma su gusto por estar ahí, haciendo lo que ama; entrenar con su familia, ser una triatleta, una madre inspiradora, una profesional, una deportista disciplinada y una mujer resiliente, forjada en el deporte. Y no es de extrañarse que, a tan temprana hora, aún bajo la oscuridad de la mañana, ella esté en entrenamiento. Congruente con su concepto del tiempo afirma que, “las personas somos las que hacemos el tiempo… las que buscamos el tiempo”. “Si te pones a pensar, nunca hay tiempo, la velocidad de la vida, hace que nunca tengas tiempo”, expresa muy convencida mientras sonríe. Y es por ello que para la atleta su prioridad sea entrenar y lo demás viene después, como el tiempo libre para las demás cosas de la vida y esto ha sido la enseñanza que le ha impartido a sus hijos, Karen Reyes González y Bruno Reyes González, quienes comparten la misma disciplina. Su principal competencia es la vida. Cynthia terminó su carrera profesional como licenciada en optometría, se convirtió en madre de 2 hijos, en atleta de alto rendimiento y no quedándose conforme a la par de su carrera deportiva, cursó su maestría en Ciencias de la educación familiar. El estilo de vida que lleva es cansado, sin embargo, con determinación destaca la importancia de la constancia: “pero al final te vas habituando, y los hábitos se hacen costumbre”. La Tablet y el Xbox no son ajenos a los pasatiempos de sus hijos, pero el compromiso personal de entrenar prioriza sus días. Prioridad que aprendieron desde corta edad cuando, ya sea en carriola, patines, o bicicleta acompañaban a sus padres a sus entrenamientos. Con su experiencia, Cynthia González, aconseja a las mamás con una frase contundente: “empiecen a entrenar” pues asegura que es el ejemplo lo que marca y guía a los hijos. El ejercicio ha sido la constante en la vida de la triatleta, pues desde pequeña practicó gimnasia olímpica, aunque sus comienzos en las carreras fueron al lado de su esposo, momento que recuerda con alegría y que al día de hoy la ha llevado a participar en competencias tipo Spartan, senderismo, escalada de cerros y por supuesto, maratones. Actualmente su actuación en triatlón está detenida debido a la cirugía de espalda que le practicaron en noviembre del año pasado. Pero con resiliencia, como todo un titán del deporte, vislumbra la posibilidad de convertirse en una gran nadadora, deporte que no es de su total agrado, pero es la disciplina que en estas circunstancias puede entrenar más, “siempre hay algo que se puede hacer, siempre…”, asevera. Deja huella en Acapulco y la Ciudad de México Acapulco y la ciudad de México, entre otros, han sido los escenarios testigos de las competencias donde Cynthia ha dejado huella y, al recordarlas, se llena de nostalgia, “cada una la recuerdo con cierto cariño y cierto apego, por lo vivido, por lo sufrido, por lo sacrificado y por lo ganado”. “A través del deporte he aprendido a ser resiliente, muy resiliente”. Asegura la triatleta quien, a sus 48 años, mantiene esa vida de sacrificios, como ella la llama. Por último, con el entusiasmo que la caracteriza, Cynthia anima a los jóvenes a hacer una competencia, a atreverse a inscribirse y prepararse para competir, para terminar y sentir el empoderamiento que da cruzar la meta, para después no querer dejar de hacerlo, pues afirma que cuando vas logrando objetivos, siempre quieres más, ya que una de las ganancias mayores que el deporte te da es la fortaleza. La fortaleza que ella demuestra ante los retos que día con día se le presentán en todas las áreas de su vida, es el resultado de sus entrenamientos, la guía de su coach, la unión de su familia y el incansable deseo de superarse a ella misma, fortaleza que solo una Titán de su talla podría tener.