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MÉXICO Y LA COPA ORO; UNA VICTORIA SIN EXAGERACIONES

OPINIÓN / Por Sergio Spinoza

El triunfo de México en la Copa Oro ante Panamá ha generado reacciones exageradas por parte de cronistas y reporteros. Si bien el partido fue intenso y bien jugado en momentos, no se puede catalogar como una hazaña sin precedentes. La victoria de México no es más valiosa que otras obtenidas en el pasado, incluyendo aquellas frente a Estados Unidos en las mismas instancias.

Sin embargo, dada la tensión en el entorno del futbol mexicano en los últimos años, este triunfo se ha vuelto necesario y, por lo mismo, ha llevado a exageraciones, como el llanto de un narrador tras el gol de Giménez. No debería ser normal que un gol en la Copa Oro genere tal emoción y los comunicadores deben ser cuidadosos en no difundir esa idea.

Además, la Selección Mexicana ha lanzado un video que busca demostrar cómo “callaron bocas”. Si bien es válido resaltar los logros de la generación actual, no se debe evitar cuestionar las deficiencias del futbol mexicano. La idea de que no hay nada que criticar no es realista.

Si bien es positivo que Jaime Lozano haya corregido el rumbo del equipo, esto es solo un punto de partida. México aún tiene mucho por mejorar y no se puede caer en el espejismo de creer que todo está resuelto. Ganar la Copa Oro no le devuelve la corona de la Concacaf, ya que no se enfrentaron a los mejores equipos, tomando en cuenta que EUA y Canadá disputaron el certamen con sus selecciones “B”. Es un paso en la dirección correcta, pero no se puede exagerar su importancia.

Es preocupante que la afición celebre de manera desmesurada el triunfo en la Copa Oro. Este tipo de festejos deberían reservarse para logros más significativos y debemos entender que si México debe trascender, está obligado a conquistar la de Oro ¡siempre!. Pero la falta de alegrías recientes ha llevado a que un torneo como la Copa Oro adquiera una importancia desmedida. Es necesario mantener la perspectiva y no caer en ilusiones falsas. México aún tiene un largo camino por recorrer y lleva cuatro años sin vencer a Estados Unidos.

En resumen, el triunfo de México en la Copa Oro ha generado reacciones exageradas y un ambiente de complacencia. Si bien es un paso positivo, no se debe perder de vista que aún hay mucho trabajo por hacer en el futbol mexicano.

No se puede celebrar como si se hubiera logrado algo trascendental, ya que esto solo conduciría a decepciones futuras. Es momento de mantener los pies en la tierra y trabajar arduamente con todas las selecciones para mejorar poco a poco el rumbo de los equipos tricolores.

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