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VALLADARES, DERROTA LA ADVERSIDAD Y TRIUNFA EN EL RING

Por Iveth Serna

Hablar de la vida de Daniel “Cejitas” Valladares, es contar la historia de muchos jóvenes de los barrios populares de Nuevo León, que buscan salir de un destino de calles, drogas y pandillas. 

Él tenía apenas cinco años cuando su mamá se fue de casa y el pequeño Daniel quedó al cuidado de su padre, quien logró sacarlo adelante y convertirse en el pilar que sostiene sus dos campeonatos, uno nacional y otro mundial.

Con sonrisa transparente y mirada inquieta, Daniel nos espera en el Uppercut Boxing Club, el gimnasio en el que ha construido sus sueños y donde nos recibe para compartirnos los secretos que se esconden en el corazón de un campeón.

“YO QUERÍA ESTAR ABRAZADO CON MI MAMÁ Y NO ESTABA”

Tras la separación de sus padres, “el Cejitas” quedó al cuidado de su padre Don José Valladares, quien, en palabras del campeón “se convirtió en su papá y mamá al mismo tiempo”.

Con el paso de los años, las turbulencias de su infancia quedaron atrás y ahora Daniel mantiene una buena relación con su madre, Doña Francisca Hernández. 

– ¿Qué significa tu papá para ti?

– De mi papá tengo recuerdos muy bonitos, me llevaba a trabajar y los domingos me hacía hot cakes o me llevaba a la barbacoa. Tuve una infancia bonita con él.

– ¿Te hizo falta tu mamá?

– ¡Claro! recuerdo que a veces hacía mucho frio y mi papá estaba trabajando y yo me tenía que cobijar y abrazarme, yo quería estar abrazado con mi mamá y ella no estaba; o como los otros niños, quería que mi mamá me hiciera tortillas de harina y no se podía.

DE LAS CALLES AL RING

Para el boxeador la adolescencia fue una etapa difícil, pero también decisiva que marcó el resto de su vida. 

Tratando de encontrar su lugar en un mundo con muy pocas oportunidades por delante, poco a poco, Daniel encontró refugio en las pandillas y las drogas, pero su padre no se dejaría ganar la batalla tan fácilmente y vio en el box el camino para sacar a su hijo de las calles y evitar que su vida terminara en tragedia.

– ¿Cómo fueron esos años de adolescencia?

-Fueron muy difíciles, me metí en temas muy fuertes de drogas y pandillas, pero mi papá en su desesperación por sacarme de las calles me metió al box y encontré en el deporte una salida y se convirtió en mi vida.

– ¿Qué le dirías a los jóvenes que están pasando por esa situación?

-Les diría que el deporte es la mejor cura que puede haber para quien está en malos pasos, no me refiero al box sino a cualquier otro deporte, refúgiense en el deporte, practíquenlo y pónganse metas.

TADURÁN: LA DERROTA QUE LO HIZO CAMPEÓN

El 01 de febrero de 2020 Valladares desafió al campeón de peso mini mosca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), el filipino Pedro Taduran; la pelea se llevó a cabo en Guadalupe, Nuevo León, México, pero el encuentro tuvo que ser detenido debido un grave corte que Valladares sufrió sobre el ojo derecho. Taduran conservo su título y Valladares atravesó por una de las peores noches de su vida.

-Sin duda, Taduran es un episodio que ha marcado tu vida personal y profesional ¿cómo la recuerdas?

-Fue una noche muy triste, no sólo para mí sino para mi equipo y mi familia, la derrota pesó en lo profesional, pero en lo personal también fue dura porque me di cuenta quienes eran mis verdaderos amigos. Antes de la pelea estaba rodeado de mucha gente, todo el mundo me apoyaba, pero cuando salí del hospital solo dos o tres se habían quedado, y los medios de comunicación también me trataron muy mal, nadie se me acercó. Ahí fue cuando decidí que iba a ganar el campeonato, y así lo hice.

-Ahora que eres campeón conoces las dos caras de la moneda, el desprecio de la derrota y las mieles de la victoria ¿cómo convive Valladares con la fama?

-Pues hay que tener los pies bien puestos sobre la tierra, saber que no todos los que están a tu alrededor cuando ganas son tus amigos y también valorar a la gente que se queda, aunque estés derrotado.

CAMPEÓN MUNDIAL

Tras la derrota con Taduran, Valladares se aferró a ser campeón mundial y aunque el camino no fue fácil por fin llegó el día para el que se había preparado por tantos años y por el que llegó a sacrificar, incluso, su vida personal.

El 01 de julio de 2022 se enfrentó al campeón mundial paja de la FIB, otro filipino, René Mark Cuarto, a quien Valladares arrebató el título con un triunfo por decisión dividida. México tenía un nuevo campeón mundial.

– ¿Cómo viviste ese día?

– Fue muy bonito la verdad, yo estaba seguro que iba a ganar y gracias a Dios así fue, salimos con la victoria.

– ¿Cómo viven tus hijos el tener un papá campeón mundial?

-Mis hijos son un encanto, son el motor de todo esto porque yo quiero que ellos estén bien. Ellos son lo que me motiva a seguir luchando y seguir por este camino.

– ¿Te gustaría que tu hijo se dedicara al box?

– No, la verdad no. Es un deporte muy duro, de mucha disciplina y de mucho sacrificio.

TENÍAMOS CIEN PESOS PARA PASAR LOS DÍAS PREVIOS AL CAMPEONATO

Jennifer Arroyo, su esposa, se ha convertido en una figura fundamental en el camino al éxito de Valladares; ella ha sabido compartir sus triunfos, pero, sobre todo, le ha dado fuerza en los momentos más difíciles.

– ¿Cómo ha vivido tu esposa todo este camino de sacrificios como tú lo llamas?

– Ella ha estado conmigo en las buenas y en las malas. Días antes (del campeonato mundial) teníamos cien pesos para pasar los días y sin embargo siempre ha estado conmigo. Es una parte clave en mi vida y en el boxeo también es una parte clave de este triunfo.

– A pesar de esa situación ¿De dónde sacabas el coraje para tener claro el camino?

– Ella era la que me motivaba y me levantaba, había días en los que llegaba derrotado y cansado y ella me decía “ánimo, tú puedes, vamos a estar bien” y son palabras que te hacen ser más fuerte, por eso estoy muy agradecido con ella por su apoyo.

“LOS SUEÑOS SE CUMPLEN, PERO SE CUMPLEN TRABAJANDO”

¿Con qué sueña Daniel Valladares?

-Uno de mis sueños a corto plazo es tener mi casa y que mis hijos puedan estar bien, estar estable y mantener mi cinto; ser campeón y no sólo de esta organización (FIB) sino de otras organizaciones y lo voy a lograr, de mi se acuerdan, que el día de mañana voy a tener más de un cinto.

A sus 27 años y con dos campeonatos a la cintura, Valladares ha sabido aferrarse a las cosas importantes de la vida, la familia y los sueños. La de él es una de esas historias que nos hacen volver a tener fe en que no importan las circunstancias en las que nos encontremos, si nos mantenemos en guardia y tenemos el coraje para esquivar los golpes de la vida y superar las derrotas, nuestra historia puede ser la de un titán.

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